Una vez le dije a mi profesor de filosofía que los hombres que se dedicaban a escribir en la antigüedad eran hombres que no tenían nada que hacer, que la filosofía era para los ricos, para los que podían tener tiempo suficiente para dedicarse a pensar en la inmortalidad del alma, en la inteligencia y las razones por las que la gente no hace lo que debe. Si me profesor leyera lo que escribo me diría que seguramente no tengo nada qué hacer, la respuesta es que sí tengo miles de cosas qué hacer, muchos compromisos, tareas y trabajos pero creo que todos nos debemos tomar un momento para reflexionar sobre todo, mi cumpleaños se acerca y siempre en las fechas cerca a mi cumpleaños reflexiono sobre el año que tuve, sobre lo que logré, sobre los cambios, sobre lo que hice bien, lo que hice mal, sobre por qué no hago lo que debo y siempre quiero hacer lo más fácil. Evalúo los cambios y trato de corregir mis acciones, trato de regresar un poco a lo bueno, eliminar lo malo y mejorar lo que se pue...
Escribiendo...