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#LadyChiles
Desde hace algunos días he estado escuchando mucho sobre una mujer que reprende a otra por robarse unos chiles en nogada, ya vi el video y aunque no entiendo por qué ha causado tanto revuelo, si considero importante decir algunas cosas al respeto porque hay principios que deben considerarse en todas nuestras relaciones humanas.
En la vida hay pocas cosas que son blanco o negro, normalmente hay una escala de grises cuando se trata de reglas y moralidad, porque cada caso es diferente y aunque hay valores universales que se deben cumplir siempre, antes de emitir un juicio se debe considerar el contexto social y las condiciones de la persona.  
Si me pongo en el lugar de la mujer en cuya casa alguien se toma libertades que no le corresponden puedo entender la molestia, si nos regimos bajo el principio de que la mujer que labora como empleada doméstica solamente pidió prestado el recipiente y se comió comida que no había sido ofrecida o no estaba destinada para ella, sí hablamos de un abuso de confianza, si aceptamos que lo que hizo está bien pues podría tomar prestado dinero sin decir nada, ropa u otro artículo de la casa porque no tiene mala intención o porque es para comer y lo necesita. Considero que no es correcto, la mujer debió haber avisado que se llevaría un chile que no pudo terminarse o que necesitaba para alimentar a su hijo. Ser honesta desde el principio y pedir prestado el recipiente para poder transportar la comida. No se trata del chile, se trata de la acción.
En el caso de la dueña de la casa, es una exageración ponerla en evidencia y humillarla de esa manera, no es posible que no tratemos a nuestro prójimo con caridad, la mujer estaba en la mejor disposición de aclararlo una vez que fue descubierta. En este sentido se le pudo haber explicado con calma que no era correcto tomar cosas de la casa sin decir. No porque sea imposible que una persona pueda comerse dos chiles o por el robo, sino porque tal vez esa comida estaba destinada para otra persona. Efectivamente la comida no debe negarse sobre todo cuando nos sobra. La respuesta más humana hubiera sido que no se preocupara pero que prefiere ser informada de todo lo que suceda, que por favor pida la comida para llevar cuando no te la termine, que por favor avise que tendrá que llevarse uno de los recipientes porque puede necesitarlo para otra cosa. La señora podría intentar ser más clara, como por ejemplo pedir que le guarden una porción de la comida porque quiere comerla o porque se la regalará a alguien más.
Las reglas de convivencia en una casa pueden facilitar la vida y hacer que las personas no se sientan frustradas o infelices con las condiciones en las que viven. Así como un hermano le puede decir a otro que el chocolate que está en el refrigerador es para él y exigir respeto, también se puede hacer en este caso, sobre todo porque la señora menciona que la empleada puede tomar lo que quiera de la casa, es decir le abrió las puertas, la empleada pudo haberse comido los dos chiles sin violar el acuerdo ni la confianza de la señora porque ha recibido instrucciones para comer lo que esté disponible.
Lo que debió haberse pensado mejor es la publicación del vídeo. La señora arrepentida de su hecho ofrece una disculpa, humillada y acorralada decide dejar la comida y mostrar su respeto a la señora de la casa. Acepta su error y dice que no fue con mala intención. Eso era suficiente, no es una mujer intransigente a la que se le tenga que demandar, es una mujer que reconoce que debió haber avisado e incluso dice que podría usar un recipiente desechable. No es necesario humillarla públicamente, la dueña de la casa sí lo hizo con una intención de dañar la reputación de una persona y de difamarla. Tal vez no funcionó cómo ella pensó porque al parecer la opinión pública está del lado de la ofendida pero la intención de dañar la tenía la que publicó el video en redes sociales.

Ante un desacuerdo, se tenga o no la razón, es importante comunicarnos claramente, saber a quién le emitimos el mensaje y tratar de ser lo más claros posibles. No intentemos dañar al prójimo, sobre todo porque no es necesario en un caso como este, en el que la señora aceptó su culpa. 

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