Ayer en la noche tuve una conversación larga (más de tres horas) con mi familia completa, mi mamá, papá y mi hermano. Estuvimos hablando sobre todo, tocamos varios temas pero el más importante para mí, fue el futuro.
Hablamos de lo importante que es no perder el piso, lo bueno que es seguir siendo humilde a pesar de lo mucho o poco que tengamos, ser felices con lo que tenemos y apreciar los pequeños momentos de la vida que en realidad son los más grandiosos.
Me di cuenta que una familia unida, que te quiera, te escuche y te comprenda es muy importante, te ayuda a convertirte en un hombre o mujer de bien, te da herramientas sólidas y completas para enfrentar el mundo, para dominarlo, para comértelo.
Mis padres vienen de una familia con pocos recursos, sobre todo mi papá, que ahora ha alcanzado un nivel de éxito inimaginable, pero la sencillez, humildad y generosidad no las ha perdido, sigue siendo el niño que no tenía nada, no está atado a nada, para él todas las cosas que tiene las puede donar, no importa lo material, es impresionante y es todo un ejemplo a seguir.
Mi madre valora el dinero, pero no es lo más importante, lo cuida pero no lo retiene si puede ayudar a alguien, ella es menos generosa, es un poco más equilibrada, pero tampoco está atada a los bienes, disfruta de algo pero puede renunciar a eso sin problema.
Mi hermano es parecido a mi papá, es generoso, desapegado, y dispuesto a hacer mucho por los demás, le interesa el dinero pero no para acumular, sino para repartir, tiene un enorme corazón que nos ilumina a todos.
Somos una familia muy unida, y espero que algo de ellos lo tenga yo, porque aunque reconozco que si soy un poco más egoísta que ellos, convivir con tanta gente generosa y desapegada a lo material me ha hecho ver el mundo diferente, me cambia día con día para que en el futuro yo pueda tener en mí algo más de todos.
Aprovecho esto para que como hija yo pueda darle consejos a los papás, primero que nada traten de crear una familia unida, si platicamos lo suficiente, si confiamos en el otro y ponemos la familia antes que todo podemos lograr que los hijos de esas familias sean lo que debe ser, buenas personas que no le hagan daño a nadie y que sí hagan mucho bien a los que los rodean, porque no hacer el mal no es suficiente, uno tiene que hacer que los que están a su alrededor mejoren, debemos ser agentes de cambio.
Agradezco a mi familia, y las largas charlas que me han ayudado a ser mejor persona, sigo en proceso de mejora, pero con su ayuda voy a llegar a la meta.
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