Un padre de familia me dijo una vez, que a los hijos hay que enseñarles a usar métodos anticonceptivos porque de todas formas tendrán relaciones sexuales; en este momento no hablaré de lo que pienso de las relaciones sexuales antes del matrimonio o en la adolescencia; sino de lo que hacen muchas veces los padres con sus hijos; quieren enseñarles cómo no lidiar con las consecuencias de sus actos; el caso del sexo es precisamente eso, como de todas formas lo van a hacer entonces vamos a darles herramientas para que lo hagan sin tener que enfrentar las consecuencias.
Esto lo hacen los padres todo el tiempo, porque a los hijos de todas formas no se les puede prohibir que hagan ciertas cosas, ya sea robar, mentir, ser injusto con alguien o cualquier otra cosa; los padres nos dan herramientas para que las consecuencias sean menores, pocos padres dejan que sus hijos realmente se enfrenten a las consecuencias; esto no solo hace que los jóvenes sean más y más débiles, sino que los hacen creer que las cosas que están mal realmente no están tan mal y que pueden evitarse las malas consecuencias.
La afirmación anterior me hizo pensar que en el afán de proteger a los hijos se les elimina las consecuencias de sus actos; y en el caso del sexo es algo parecido, vamos a darles a nuestros hijos toda la "protección" que necesitan porque no podemos evitar que lo hagan.
La verdad es que sí se puede evitar que lo hagan, dejemos que los niños enfrenten las consecuencias de sus actos, que sufran por lo que hacen y así, tal vez, puedan evitar cometer los mismos errores en el futuro. Con esto me refiero que si dejamos de hacer el mal, éste deja de existir, ya no habrá maldad si dejamos de ser malos, no habrán errores si dejamos de cometerlos; muchos dicen que es algo ingenuo pensar que la gente va a cambiar y a volverse buena de pronto, pero no es ingenuo, es débil, aquel que no confíe en la voluntad de las personas, de no mentir, de no dañar, de no tomar la salida más fácil sin importar a quien dañemos entonces ese es débil, porque aunque es difícil sí podemos aguantarnos a tener relaciones sexuales cuando seamos mayores, o a no tener relaciones con cualquier personas, sí podemos dejar de mentir, robar y matar, sí podemos dejar de hacer daño, sí podemos aceptar nuestros errores y cambiarlos, sí se puede.
Tenemos la voluntad para hacer lo que queramos, ¿por qué siempre tiene que ser lo más fácil, lo que nos de el placer más inmediato? ¿por qué preferimos siempre hacernos de la vista gorda y no hacer el bien a quien lo necesita? la respuesta es, porque es más fácil, es más fácil ponerse un condón y tener sexo con miles de personas, es más fácil mentir, es más fácil matar a alguien que se pone en nuestro camino, es más fácil robar que ganarse con esfuerzo lo que queremos; en fin, es más fácil, por eso optamos por eso; sabe mucho mejor un pastel de chocolate que una zanahoria, es más fácil comer una hamburguesa que una ensalada. De todas formas mis papás ya me enseñaron a evitar algunas de las consecuencias, a desviarlas o retrasarlas, así que puedo seguir haciendo lo que es más fácil.
Pongamos atención a lo que se enseña al niño, no siempre es bueno proteger al infante de las consecuencias, muchas veces así aprende, muchas veces sí podemos evitarles el dolor, pero recordemos que de una o de otra manera el niño aprende; lo que no le enseña el padre se lo enseña la vida, pero siempre aprenderá la lección, siempre.
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